En las empinadas colinas a las afueras de Ciudad de México, el Volkswagen Beetle de 1996 de Janette Navarro ruge con determinación mientras sube una colina, dejando atrás otros Beetles de diferentes colores. Para los residentes de Cuautepec, este vecindario se ha convertido en un bastión para los amantes del “vocho”, como cariñosamente se conoce al Beetle en México.
Aunque el Beetle nació en Alemania, en Cuautepec no hay dudas: el “escarabajo” es el rey. Los modelos antiguos, que alguna vez llenaron las calles como taxis pintorescos en Ciudad de México, siguen siendo una presencia notable en este vecindario conocido como “Vocholandia”. A pesar de que la producción de estos autos cesó en México en 2003 para los modelos antiguos y en 2019 para las versiones más modernas, Cuautepec conserva una notable cantidad de vochos clásicos.
Los taxistas, como Janette Navarro, eligen conducir vochos porque son asequibles y su motor trasero les proporciona la potencia necesaria para enfrentar las pendientes pronunciadas del área. Navarro, quien ha manejado vochos durante ocho años para mantener a su familia y pagar los estudios de sus hijos, se enorgullece de ser conocida como “vochera”.
Aunque algunos vochos en Cuautepec muestran signos de años de uso con pintura descascarillada, otros conductores los mantienen decorados y en óptimas condiciones. Sin embargo, los mecánicos locales advierten que la tradición de conducir vochos está desapareciendo gradualmente. Con el cese de producción, encontrar piezas de repuesto se ha vuelto cada vez más difícil, lo que pone en riesgo la longevidad de estos vehículos icónicos.
Pese a los desafíos, los residentes como Jesús Becerra creen que los vochos continuarán adaptándose y resistiendo en Cuautepec. Para ellos, estos autos no son solo medios de transporte, sino una parte vital de la identidad y la historia familiar.
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- [Imagen del Volkswagen Beetle en Cuautepec, AP]