El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ha sacudido la relación diplomática entre ambos países al expresar, con notable molestia, sus críticas a la estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos” promovida por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En una conferencia de prensa reciente, Salazar señaló el fracaso de esta política como responsable de la ola de violencia que afecta al país, subrayando que “los mexicanos merecen vivir en paz” y dejando claro que la inseguridad en México no es culpa de Estados Unidos.
Las declaraciones del embajador no solo incomodaron al gobierno mexicano, sino que también enviaron un mensaje directo a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien asumió el poder hace poco más de seis semanas. Salazar parece instar a la mandataria a distanciarse de las políticas de su predecesor y a redefinir la estrategia de seguridad nacional. Este discurso público también evidenció una posible falta de comunicación fluida entre los gobiernos, lo que llevó al diplomático a exponer públicamente diferencias que normalmente se manejan a puerta cerrada.
El timing de este desencuentro no es casual. La relación entre ambos países estuvo prácticamente congelada durante los procesos electorales en México y Estados Unidos. Sin embargo, el periodo de espera terminó, y ahora el embajador parece urgir al gobierno mexicano a retomar el diálogo y reforzar la cooperación, especialmente en temas cruciales como la seguridad, el T-MEC y el comercio binacional. Las recientes capturas de figuras del narcotráfico, como Ismael “El Mayo” Zambada, también forman parte del discurso de Salazar, quien subraya los esfuerzos de Estados Unidos mientras critica la falta de reconocimiento por parte de México.
Más allá de las fricciones actuales, las palabras de Salazar podrían interpretarse como una advertencia sobre lo que está por venir. Ante un panorama donde figuras como Donald Trump y Marco Rubio podrían intensificar las críticas hacia México, es evidente que el gobierno de Sheinbaum debe prepararse para negociar y lidiar con una política exterior más confrontativa. La salida inminente de Salazar podría marcar el inicio de una etapa aún más tensa en las relaciones bilaterales, donde mantener el diálogo y evitar conflictos mayores será fundamental.
Créditos de la Nota |
Redacción: Quadro24
Fuente: Análisis de información de medios nacionales e internacionales
Fotografía: Banco de imágenes