José Raúl Mulino, quien se autodefine como un defensor de la empresa privada, ha sido investido hoy como presidente de Panamá tras ganar las elecciones del 5 de mayo con el 34.23% de los votos. En su discurso inaugural en la capital panameña, Mulino se comprometió a revitalizar la economía del país, profundamente afectada por la crisis hídrica del canal interoceánico y el cierre de la mina Cobre Panamá el año pasado. Además, enfrentará el desafío de controlar la migración irregular a través del Darién, una ruta por la que cientos de personas cruzan diariamente hacia Norteamérica desde Colombia.
La ceremonia de investidura contó con la presencia de destacados líderes internacionales, incluidos el rey Felipe VI de España, los presidentes de Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Honduras y el primer ministro de Belice, entre otros. Estados Unidos estuvo representado por el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, mientras que China envió al ministro Yu Jianhua.
Mulino asume la presidencia en medio de críticas y desafíos significativos, incluida una economía dolarizada fuertemente golpeada y una deuda pública que ha crecido significativamente bajo la administración anterior. Expertos económicos han señalado la necesidad urgente de reformas para estabilizar las finanzas del país y fomentar el crecimiento económico sostenible.
En cuanto a la migración, Mulino ha propuesto estrategias para repatriar de manera masiva a los migrantes irregulares que atraviesan el Darién, buscando un acuerdo de cooperación con Estados Unidos para financiar estas iniciativas. Sin embargo, enfrentará el desafío de gestionar una crisis migratoria en aumento, con cifras que superan las expectativas cada año y una presión continua sobre los recursos y la seguridad fronteriza.
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