La carrera por la presidencia de Estados Unidos ha entrado en una nueva fase de tensión después de que el expresidente Donald Trump propusiera cambiar unilateralmente la fecha del debate presidencial con la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris. Este desacuerdo ha desencadenado acusaciones mutuas y ha puesto de manifiesto la creciente rivalidad entre ambos candidatos.
El equipo de campaña de Harris respondió enérgicamente a la propuesta de Trump de adelantar el debate al 4 de septiembre, acusando al republicano de estar «asustado» y de intentar «escabullirse» del encuentro previamente acordado para el 10 de septiembre con la cadena ABC. Michael Tyler, director de comunicación de Harris, afirmó que Trump «no ha mantenido su palabra» y exigió que el expresidente «cese sus jueguitos» y respete lo acordado inicialmente.
Por su parte, Harris utilizó la red social X para reafirmar su compromiso con la fecha original, declarando: «Estaré allí el 10 de septiembre, como él acordó. Espero verlo allí». Esta postura firme de la candidata demócrata busca proyectar una imagen de confianza y preparación frente a los intentos de Trump de alterar los términos del debate.
Trump, sin embargo, mantiene su posición y afirma haber llegado a un acuerdo con Fox News para el debate del 4 de septiembre. Durante un mitin en Atlanta, el expresidente desafió a Harris, sugiriendo que la vicepresidenta podría no presentarse al debate y cuestionando sus habilidades para hablar en público.
Este desacuerdo sobre la fecha del debate se produce en un contexto de creciente tensión en la campaña electoral. Trump aprovechó su aparición en Atlanta para continuar su retórica contra la inmigración ilegal, haciendo afirmaciones controvertidas sobre una supuesta oleada de criminales extranjeros entrando al país bajo la administración actual.
La disputa por la fecha del debate presidencial no solo refleja las estrategias de campaña de ambos candidatos, sino que también pone de manifiesto las profundas divisiones políticas que persisten en el país. Mientras Harris busca mantener el calendario acordado y proyectar estabilidad, Trump parece intentar controlar la narrativa y desafiar las convenciones establecidas.
A medida que se acerca la fecha del debate, sea cual sea la que finalmente se determine, la atención del público estadounidense se centrará en cómo estos dos candidatos abordarán los temas cruciales que enfrenta el país, desde la economía y la inmigración hasta la política exterior y la seguridad nacional. El resultado de esta confrontación podría tener un impacto significativo en la carrera presidencial de 2024.
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Redacción: Quadro24
Fuente: DW (Deutsche Welle)
Fotografía: Archivo AP