La histórica ciudad pakistaní de Lahore atraviesa una crisis sanitaria sin precedentes al registrar niveles de contaminación que superan los 1,000 puntos en el Índice de Calidad del Aire (ICA), más de tres veces el umbral considerado «peligroso» por la Organización Mundial de la Salud. Esta situación ha transformado drásticamente la vida cotidiana de sus habitantes, quienes llevan días sin ver la luz solar debido a la densa capa de smog que cubre la ciudad.
Las autoridades de Punjab han implementado medidas de emergencia para enfrentar la crisis, incluyendo el cierre de escuelas, parques, zoológicos y museos hasta el 17 de noviembre. También han prohibido el uso de generadores comerciales y vehículos altamente contaminantes, mientras que los establecimientos comerciales deben cerrar a las 8 de la noche, con excepciones para servicios esenciales. El gobierno ha ordenado que la mitad del personal tanto público como privado trabaje desde casa para reducir las emisiones vehiculares.
Los centros médicos de la región reportan un aumento significativo de pacientes con problemas respiratorios, aunque resulta difícil determinar el número exacto de casos directamente relacionados con la contaminación actual. Maqbool Malik, portavoz del ministerio de Sanidad de Punjab, señala que la actividad en las calles se ha reducido en un 50%, mientras que solo el 30% de la población utiliza mascarillas protectoras a pesar de su obligatoriedad.
La crisis ambiental de Lahore se enmarca en un problema regional más amplio que afecta al sur de Asia durante los meses de invierno. Un estudio de 2023 advierte que la contaminación podría reducir la esperanza de vida de la población en más de cinco años, evidenciando las graves consecuencias a largo plazo de esta problemática que mantiene a los habitantes de Lahore confinados en sus hogares, enfrentando una amenaza invisible pero letal.
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Redacción: Quadro24
Fuente: RPP
Fotografía: Amnistía Internacional
