La nominación de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud y Servicios Humanos por parte del presidente electo Donald Trump ha generado una fuerte reacción en los Estados Unidos, debido a las posturas controvertidas de Kennedy en temas de salud pública y su historial en la promoción de teorías desacreditadas. El nombramiento ha desatado tanto el apoyo de sectores que consideran a Kennedy como un defensor de la salud alternativa, como el rechazo de aquellos que cuestionan su idoneidad debido a su postura antivacunas y otras teorías conspirativas.
Robert F. Kennedy Jr., conocido por su activismo en defensa del medio ambiente, ha centrado en los últimos años su atención en la crítica a las vacunas, lo que le ha valido la etiqueta de líder del movimiento antivacunas. Aunque en su nominación ha matizado su postura, señalando que las personas deben tener la libertad de elegir, sus comentarios pasados y sus publicaciones en redes sociales han sembrado dudas sobre su enfoque hacia la salud pública. Kennedy ha sido acusado de difundir desinformación sobre el vínculo entre las vacunas y el autismo, así como de cuestionar el consenso científico en torno a otras cuestiones sanitarias, como el VIH y el SIDA.
Entre sus propuestas más controversiales se destaca la eliminación del flúor del agua potable, medida que desafiaría décadas de consenso científico sobre sus beneficios para la salud dental. Además, ha expresado su deseo de promover la medicina funcional y las terapias alternativas, a pesar de que muchos expertos en salud pública consideran que tales enfoques carecen de base científica sólida. También ha sugerido que se eliminen los pesticidas en los alimentos y se impongan nuevas regulaciones sobre la industria farmacéutica, lo que podría alterar significativamente el sistema de salud en EE. UU.
El enfoque de Kennedy para la reforma sanitaria se centra en lo que él considera una “crisis de enfermedades crónicas”, como la obesidad y la diabetes, a las que atribuye la responsabilidad de las prácticas corporativas en la industria alimentaria y farmacéutica. Sin embargo, su falta de experiencia en ciencia o medicina preocupa a los profesionales del sector, quienes temen que su nombramiento pueda poner en riesgo las políticas públicas basadas en evidencia científica.
La nominación de Kennedy probablemente enfrentará una dura batalla en el Senado, especialmente debido a la oposición de grupos que defienden la salud pública basada en la ciencia y las regulaciones de la industria farmacéutica. Además, su historial de teorías controversiales podría dificultar su confirmación en el cargo, lo que ha generado una incertidumbre significativa sobre el futuro del Departamento de Salud y Servicios Humanos bajo su liderazgo.
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Redacción: Quadro24
Fuente: Reuters, AP
Fotografía: Reuters/Elijah Nouvelage