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Redacción: Quadro24
Fuente: Agencias internacionales
Fotografía: AFP, EFE
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no escatimó en palabras al calificar la ausencia del mandatario argentino Javier Milei en la reciente cumbre del Mercosur en Asunción como una «estupidez inmensa». Esta declaración refleja la creciente tensión entre los líderes de dos de las principales economías de América Latina.
Lula enfatizó la importancia de la participación de Argentina en estos encuentros regionales, señalando que la ausencia de Milei es «triste para Argentina». A pesar de este desencuentro, el líder brasileño reafirmó el compromiso de los países miembros para fortalecer el Mercosur, incluyendo a Argentina, y destacó que la presencia de la canciller argentina, Diana Mondino, mitiga en parte el impacto de la ausencia presidencial.
El trasfondo de esta situación se remonta a la campaña electoral argentina, donde Milei lanzó duras críticas contra Lula, tachándolo de «corrupto» y «comunista». Lejos de retractarse, como esperaba el mandatario brasileño, Milei ha mantenido su postura, argumentando que simplemente dijo la verdad.
La tensión se intensificó cuando Milei participó en un evento de ultraderecha organizado por la familia del expresidente Jair Bolsonaro en Brasil, donde criticó al socialismo sin mencionar directamente a Lula. Este acto fue duramente criticado por el presidente brasileño, quien lo calificó de «desagradable, antipueblo y antidemocrático».
A pesar de estas diferencias, Lula insistió en la importancia de la cooperación regional y el diálogo, sugiriendo que quien pierde al no asistir a estos encuentros es quien se ausenta. Esta situación plantea desafíos significativos para la integración regional y el futuro del Mercosur, en un momento en que la cooperación económica y política es crucial para enfrentar los retos globales.
La cumbre del Mercosur, que contó con la participación de todos los líderes de los países miembros excepto Milei, se desarrolló en un contexto de creciente incertidumbre sobre el futuro de las relaciones entre Argentina y sus socios regionales, particularmente Brasil. El desafío ahora radica en cómo superar estas diferencias personales y políticas para mantener la cohesión y efectividad del bloque económico.