Créditos de la Nota |
Redacción: Quadro24
Fuente: AP, AFP
Fotografía: YOAN VALAT. AP
El presidente francés Emmanuel Macron ha decidido mantener a Gabriel Attal como primer ministro «por el momento», en un intento de preservar la estabilidad política del país tras las recientes elecciones legislativas anticipadas. Esta decisión llega en un contexto de incertidumbre política, donde ningún bloque logró obtener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Las elecciones del 9 de junio, convocadas de manera sorpresiva por Macron tras la victoria de la extrema derecha en los comicios europeos, resultaron en una nueva configuración política tripartita. La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo entre 190 y 195 diputados, seguida por la alianza de centroderecha de Macron con al menos 160 escaños, y el partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados con 143 representantes.
Este resultado complica significativamente la formación de un nuevo gobierno, especialmente a solo 18 días del inicio de los Juegos Olímpicos de París. Los vetos cruzados entre el oficialismo y La Francia Insumisa (LFI), el ala más radical de la coalición de izquierdas, añaden una capa adicional de complejidad a las negociaciones.
Mientras tanto, los líderes de izquierda aseguran estar listos para gobernar, con Olivier Faure, jefe del Partido Socialista, abogando por la presentación de un candidato a primer ministro por parte del NFP «a lo largo de la semana». Sin embargo, las discrepancias internas sobre posibles alianzas parlamentarias y la figura controvertida de Jean-Luc Mélenchon como potencial primer ministro generan tensiones dentro de la coalición.
El partido de derecha Los Republicanos (LR), que logró mantener unos 60 diputados, ya ha declarado que no participará en ninguna coalición o compromiso. Por su parte, la alianza oficialista de Macron prefiere una coalición de fuerzas «republicanas», excluyendo tanto a RN como al partido de Mélenchon.
En medio de este limbo político, surgen advertencias sobre los riesgos económicos. El ministro de Economía, Bruno Le Maire, alertó sobre una posible «crisis financiera» y «declive económico», mientras que la principal patronal francesa, Medef, solicitó al próximo gobierno «una política económica clara y estable».
Macron ha anunciado que esperará a ver cómo se «estructura» la Asamblea Nacional, cuya instalación está prevista para el 18 de julio, antes de nombrar a un nuevo primer ministro. Esta decisión podría prolongar el período de incertidumbre política en Francia.
Mientras tanto, la extrema derecha, aunque derrotada en estas elecciones, se posiciona como una fuerza en ascenso. Marine Le Pen, líder de RN, advirtió que su «victoria solo se ha aplazado», mirando ya hacia las elecciones presidenciales de 2027.
La situación política en Francia está siendo observada de cerca por la comunidad internacional, dada la importancia del país como potencia nuclear, segunda economía de la UE y aliado clave en el conflicto entre Ucrania y Rusia. El presidente estadounidense Joe Biden celebró que Francia «rechazó el extremismo», mientras que desde Rusia se manifestó escepticismo sobre una posible mejora en las relaciones bilaterales.
